Antes de nada un planteamiento básico.
Este libro es absolutamente necesario pues, hay, mucha gente qué necesita recuperarse de un tratamiento invasivo o, sencillamente, ser capaz de afrontarlo, por ello, los nombres de los capítulos, esconden siempre, un halo de misterio o poesia pues, sin ella, es imposible afrontar esta gran empresa.
Esa es la verdadera y única trascendencia.
Ahora comienza el capítulo...
Entendemos al alma como el intercambio de chi, de energía subyacente en ti.
Es un campo de energía qué se puede condensar, focalizar y expandir.
Su resultado es siempre el proceso de la energía estática qué hay en tu ser.
De ahí, surgen toda una serie de sensaciones y emociones determinadas por el propio estado de expansion y de fuerza de ese campo.
Cuando esa energía se expande sin romper el círculo del campo de fuerza es alegría, por ser esta la sensación qué percibes y cuando es un proceso de interiorizacion se denomina tristeza, por ser esta la sensación qué percibes.
Mente, es a donde focalizas tu espiritualidad.
Espiritualidad es cuando tu centro, sale de ti, impulsado por la fuerza del alma.
Ese alma qué propulsa el centro, se le llama deseo.
El centro qué proyectas es semejante al ojo central de una tormenta qué sería el girar del alma y se llama pasión.
Pasión y deseo son los estados cumbres de la emocionalidad.
La emocionalidad es el vacío inherente para qué se produzca un cambio de polaridad y el alma gire en pasión.
La suma de todos estos estadios se le llama vida.
Y si el alma está triste, la vida se detiene o se ralentiza.
La vida es el exceso de vida y para qué esa vida sea vida, necesita de energía.
A esa energía en oriente la llamaron CHI
...no le busques sentido, no lo tiene.
miguel mochales, maestro zen.
viernes, 12 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario